miércoles, 19 de noviembre de 2008

PIRATAS AMENAZAN EL TRÁFICO MARÍTIMO DE SOMALIA

Supertanquero capturado lleva una carga de 100 millones de dólares en petróleo

El carguero "Delight", con bandera de Hong Kong, fue secuestrado en aguas del golfo de Adén con un cargamento de 36 mil toneladas de trigo (AP)
Mogadiscio.- Piratas somalíes secuestraron ayer el séptimo buque en 12 días, cuando la Armada estadounidense reportó la toma del carguero Delight en el golfo de Adén.

La capitana de fragata Jane Campbell, de la 5ta Flota con base en Bahrein, dijo que el buque llevaba bandera de Hong Kong, pero es operado por una empresa iraní, destacó AP.
El carguero hongkonés Delight lleva a bordo una carga de 36.000 toneladas de trigo.
Fue atacado cuando se dirigía al puerto de Bandar Abbas, Irán. Los ataques de piratas frente a la costa somalí han aumentado a pesar de la presencia de buques de la Alianza Atlántica, la Armada estadounidense y una fragata rusa, todos los cuales intentan reprimir la piratería en una de las rutas navieras más ajetreadas del mundo.

Los piratas que secuestraron el lunes un supertanquero saudí cargado con 100 millones de dólares en petróleo crudo lo anclaron frente a la costa somalí.
Jamás los piratas somalíes habían secuestrado un buque tan grande ni tan lejos de la costa como el Sirius Star, con 2 millones de barriles de petróleo y 25 tripulantes.
El Sirius Star, de 330 metros de eslora, el tamaño de tres campos de fútbol y de un peso equivalente a tres veces el de un portaaviones estadounidense, es el mayor barco secuestrado por piratas somalíes.
El barco fue atacado a más de 450 millas náuticas (800 km) de la costa de Kenia. Este es el punto más alejado del radio de acción de los piratas somalíes.
Expertos en seguridad marítima aseguraron que los piratas abordaron cuando el barco navegaba con el piloto automático, cuando nadie de la tripulación hacía guardia en el puente.
El lunes, el carguero etíope Adinet lanzó un SOS por radio cuando era atacado por dos lanchas a motor en el golfo de Adén.
El petrolero británico Trafalgar alertó ayer de que estaba siendo atacado por ocho o nueve lanchas a motor. El envío de helicópteros por parte de terceros navíos hizo desistir a los asaltantes en ambos casos. Los expertos aseguran que pocos barcos pueden sentirse seguros en el océano Índico y apuestan porque las empresas busquen nuevas rutas más seguras, aunque esto incrementaría los gastos del transporte.
Este año, los piratas somalíes han atacado al menos 90 barcos extranjeros en el Índico y en el golfo de Adén, más del doble del balance de 2007, según la Oficina Marítima Internacional.
MENUDO COÑAZO

miércoles, 12 de noviembre de 2008

LAS CAUSAS DE LA NUEVA GUERRA DEL CONGO

La olvidada guerra del este de Congo acaba de volver a atraer la atención internacional con el avance de las tropas rebeldes hacia Goma, la capital de la región de Kivu-norte, y la tragedia televisada de las decenas de miles de desplazados a causa de los combates y la violencia salvaje e indiscriminada contra la población civil. La Unión Europea (UE) acaba de emprender una nueva ofensiva diplomática para buscar una solución política al conflicto, pero la tarea resultará titánica debido a las complejas raíces de la guerra y a los poderosos intereses políticos y económicos cruzados que existen en el corazón de África.
La actual guerra de Kivu es una secuela de la no resuelta segunda guerra del Congo (conocida también como la Gran Guerra Africana) de 1998-2003. La nueva guerra ha sido fomentada para continuar el saqueo de los ricos recursos minerales congoleños y está alimentado por los conflictos étnicos acumulados tras masivas migraciones a lo largo del siglo XX en la zona y por las secuelas del genocidio rwandés de 1994, ya que las milicias responsables se refugiaron posteriormente en esta zona del Congo y el actual Gobierno de Rwanda apoya a las fuerzas rebeldes congoleñas.

Los intereses contrapuestos de las grandes potencias en la zona han impedido hasta ahora una efectiva resolución diplomática del conflicto. La incapacidad operativa militar de la fuerza de la ONU desplegada en el territorio ha facilitado el avance de las fuerzas rebeldes y ha dejado a la población indefensa frente a las violencias y brutalidades de los diferentes grupos armados e incluso de las propias tropas del ejército congoleño.

La extracción del buscado mineral coltan es uno de los factores que financia el conflicto en el este del Congo. El coltan se utiliza para la producción de tántalo, un mineral resistente al calor y con propiedades eléctricas que se utiliza para fabricar condensadores y componentes eléctricos esenciales en ordenadores, teléfonos móviles, videojuegos y multitud de aparatos tecnológicos.
El coltan, extraído por poblaciones sometidas casi a la esclavitud, es una de las fuentes de financiación de los diferentes grupos armados que operan en la zona y que es exportado hacia los países vecinos con la connivencia de las grandes industrias internacionales. El propio ejército de Rwanda ha sido acusado de haber obtenido en los últimos 18 meses nada menos que 500 millones de dólares gracias al saqueo del coltan congolés. El saqueo de los recursos del Congo no se limita a este mineral, sino que incluye también diamantes, gemas y maderas preciadas.
La actual fase de la guerra enfrenta a las milicias del Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP), liderado por el tutsi Laurent Nkunda, con el ejército oficial congoleño: las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo (FARDC). Nkunda es considerado por la ONU como uno de los responsables de las matanzas de Kisangani (antigua Stanleyville) en mayo del 2002 y cuenta con el respaldo de Gobierno de Rwanda.

Otro actor militar del conflicto son las Fuerzas Democráticas de Liberación de Rwanda (FDLR), constituidas a partir de las tropas que participaron en el genocidio ruandés de 1994 y renovadas con las nuevas generaciones de hutus nacidos en el exilio congoleño. Este grupo armado ha creado sus propios reinos de taifas en el Kivu-sur y controla un cuarto del territorio de esa región. En Kivu-norte están presentes en las zonas de fuerte población de origen hutu.

Las FDLR han sido aliadas del ejército congolés durante la Gran Guerra Africana y posteriormente. Oficialmente ya no lo son, pero los dirigentes de las FDLR y oficiales del ejército congoleño parecen haber desarrollado intereses comunes en la explotación de los recursos minerales de la zona. Las fuerzas rebeldes de Nkuna también combaten a estos grupos armados hutus por cuenta de Rwanda con la justificación de su responsabilidad en el genocidio de 1994.
La Misión de la ONU en Congo (MONUC), que teóricamente tiene 17.000 soldados, no dispone realmente sobre el terreno que de unos 6.000 combatientes. La MONUC es criticada por la población porque ofrece poca protección real y por Kinshasa por su debilidad y por cerrar los ojos a las incursiones del ejército rwandés, mientras que el rebelde CNDP de Nkunda denuncia su apoyo militar a las tropas congoleñas.

Los intereses contrapuestos de las grandes potencias occidentales no favorece tampoco una actuación internacional coordinada para resolver el conflicto. Estados Unidos y Gran Bretaña apoyan el actual régimen de Rwanda, del presidente Paul Kagame, que sostienen a las fuerzas rebeldes del CNDP de Nkunda. Francia, por su parte, respalda al presidente congoleño, Laurent Kabila, y se encuentra enfrentada diplomáticamente a Kagame, que acusa a París de haber apoyado al antiguo gobierno hutu y de haber permitido las masacres del genocidio. La actuación diplomática de Bélgica, la antigua potencia colonial, y del comisario europeo de Desarrollo, el belga Louis Michel, también ha sido criticada como contraproducente.
ESTO ES UNA GRAN MIERDA
Fuentes: elperiodico.es

miércoles, 5 de noviembre de 2008

PREMIO A LA PAZ

Mohamed El Baradei, el Nobel que se enfrentó a Bush por los informes de las armas en Iraq, galardonado en Sevilla



A la misma hora que en Estados Unidos se dirimía el futuro de la presidencia del país, y en parte se juzgaba la gestión de George W. Bush, Mohamed El Baradei, premio Nobel de la Paz 2005 y el hombre al que Alfredo Sánchez Monteseirín describió como "la última esperanza de la legalidad internacional" ante el inminente conflicto en Iraq, al hacer frente con sus informes sobre las hipotéticas armas de destrucción masiva "a las presiones y las mentiras" de "quienes nos quería forzar a creer lo increíble", recibía el IV Premio Internacional Sevilla Nodo Entreculturas.

Coincidencia o no, El Baradei fue recibido con honores de jefe de estado en el Ayuntamiento en un acto al que asistió la presidenta del Consejo de Seguridad Nuclear, Carmen Martínez Ten, así como una representación del empresariado sevillano y escasa presencia de la oposición.
QUIEN LEA ESTO ES MU TONTO
Fuente: diariodesevilla.es